La persona que esconde su incredulidad es un enemigo de Allah y de Su Mensajero
, y el daño que éste hace al islam con sus palabras es más grave que el que comete el bandolero con sus actos de delincuencia. El peligro de éste último alcanza a las personas y a los bienes, mientras que el primero alcanza los corazones y la fe. Si se sincera y se arrepiente antes de ser descubierto, entonces será aceptado nuevamente y no se lo ejecutará. En cambio, una vez detenido, no se le aceptarán, excusas ni arrepentimiento, y como castigo deberá ser ejecutado.
Muhammad Ibn Ibrahim Al-Tuwaijri
Libro: Jurisprudencia Islámica Tomo II